Caso “Rosita” Aliaga: diezaños buscando justicia

El reloj marcaba la 1 de la madrugada del 30 de mayo de 2015. En ese momento llegaron los efectivos policiales a una vivienda del barrio Virgen de la Merced en la ciudad de Libertador General San Martín. Al arribar, el escenario era macabro. Rastros de sangre en el piso que formaban un sendero serpenteante hasta el patio. En ese lugar, había tierra removida algunos minutos antes.

Frente a este panorama, los agentes solicitaron la intervención de la Fiscalía y del Cuerpo de Bomberos.

Más tarde, la inspección de los funcionarios de Criminalística se topó con el montículo de tierra del cual sobresalía una prenda de vestir. Tras esto, los bomberos removieron el sector del patio en cuestión y hallaron el cuerpo de una mujer.

Así encontraron a Rosa Aliaga hace poco más de diez años. A “Rosita”, como la llamaban cariñosamente, la asesinaron con un fuerte golpe en la cabeza y luego la apuñalaron en distintas partes del cuerpo.

En un principio un hombre, expareja de la víctima, estuvo detenido durante once meses, pero la Justicia jujeña decidió otorgarle la libertad por no encontrar pruebas en su contra.

Tras esto, surgieron los siguientes interrogantes. ¿Realmente no había evidencia para inculpar al único acusado que tuvo la causa? ¿El trabajo de investigación fue hecho como indican los protocolos para recoger todas las pruebas necesarias para el proceso judicial? ¿Se sabrá algún día quién asesinó a Rosa Aliaga?

Esas y otras tantas preguntas se hacen la familia Aliaga y sus seres queridos.

Ellos, a pesar de una década de impunidad, continúan buscando las respuestas que la Justicia aún no les otorgó.

La investigación

Pasaron diez años del asesinato de Rosa Aliaga, quien tenía 53, y hasta la actualidad no hay detenidos, tampoco sospechosos. Más allá que en un primer momento un hombre estuvo recluido de manera preventiva e investigado en el marco de la causa.

“La causa estuvo en San Pedro, primero con la Fiscalía a cargo del doctor Blanco. En un primer momento, hubo un detenido que estuvo once meses, que era pareja de ella. ‘Rosita’ era viuda desde hacía dos años. Este hombre que empezó a frecuentarla a ella, a él fue al primero que lo detuvieron. Pasaron once meses y no encontraron ninguna prueba ni huella en contra de él, así que quedó en libertad. Y la causa sigue así, no reactivaron la investigación”, repasó Carlos Aliaga en la entrevista exclusiva con El Tribuno de Jujuy.

De acuerdo a la investigación llevada adelante por la Fiscalía, a “Rosita” Aliaga la ultimaron con un palo de amasar en la cabeza, después le dieron varias puñaladas en el cuello y en la espalda para finalmente sepultarla en un pozo que fue cavado con ese fin en el fondo del patio. El crimen ocurrió entre las 16 y las 18 en una de las habitaciones de la casa por alguien que no forzó ninguna de las puertas ni ventanas para ingresar, según el informe del Departamento de Criminalística que peritó el escenario del crimen.

A cargo de la investigación estuvo el fiscal del Centro Judicial de San Pedro, José Alfredo Blanco, quien luego de ser consultado por los investigadores de la Brigada de Libertador, ordenó la detención de un hombre que era pareja de la mujer. Además, los vecinos habían asegurado verlo salir de la casa de Aliaga ese día.

Tiempo más tarde, “pasa la causa a Libertador General San Martín, a cargo del fiscal Resúa. Y luego también se reincorpora el fiscal Blanco junto con Resúa para trabajar los dos. Pero hasta ahora va a hacer un año que la causa está ahí en Libertador, en la Fiscalía”, explicó el hermano de la víctima.

“Tuve solo una reunión con ellos, me dijeron que sí iban a investigar bien, que iban a volver a buscar testimonios, pero ya pasaron 10 años y el caso de ‘Rosita’ sigue impune”.

Las sospechas de la familia

Las sospechas de la familia Aliaga se sustentan en que el asesino sería una persona que conocía a Rosa desde hace un tiempo prolongado. “El que la mató, teóricamente, sabía todos los movimientos de ella. Una vecina vio que había una persona a las 19. A ella la asesinaron entre las 16 y las 18, del día 29 de mayo. Y la vecina vio a un hombre parado dentro de la reja, en un patio, pero no le pudo ver el rostro. El que estaba puso llave a la puerta de la reja. Tenía una maña esa puerta”, señaló el entrevistado.

Por esa razón, ante la repregunta, Aliaga detalló que “la puerta de rejas de entrada a la casa de mi hermana solo se podía abrir y cerrar desde adentro y había que hacer una especie de ‘jueguito’ que solo ella conocía. Eso fue lo primero que nos llamó la atención, que estaba todo cerrado con llave, pero con una ventana abierta”.

“Rosa vivía sola, a las 18 se iba a su negocio y después a las 22 volvía, la llamaba a mi mamá para decirle que ya estaba en la casa. Nos llama la atención que la Fiscalía no haya mandado a investigar bien”, indagó el hermano.

“Una vecina dijo que el que estuvo detenido empezó a frecuentarla a ‘Rosita’ a las 23, se veían. Después, por declaraciones de una amiga (de la víctima), esa persona habría sido pareja antes de que se case mi hermana. Después no se siguió la línea investigativa profundizando más. Hicieron rápido la entrega de la casa. Ella tenía una perra, que estaba encerrada en el baño. Una perra grande, bien mala. Que para que la encierren es alguien que la conocía”, recordó el entrevistado.

Tras una década, continúa impune

“Hasta ahora ya han pasado diez años y todavía no se encontró a ningún culpable”, aseguró Carlos Aliaga, hermano de la víctima, en diálogo exclusivo con El Tribuno de Jujuy. El hombre, cada vez que sus tiempos se lo permiten, se acerca desde Libertador General San Martín hasta la capital jujeña y participa de las marchas de las “Madres y padres del dolor” por la plaza Belgrano y luego en las calles céntricas, junto a familiares de víctimas de asesinatos.

“Esa día (29 de mayo de 2015) mi hermana almorzó con mis padres y luego mi hermano la llevó hasta su casa, en el barrio Virgen de la Merced. Pero durante la siesta no respondió varios llamados de mi madre, esto nos llamó la atención porque estaba en contacto siempre con mi mamá”, recordó Aliaga.

La situación los preocupó y en horas de la noche el padre y un hermano de Carlos fueron al negocio de su hermana “Rosita”, una regalería ubicada en el centro de Libertador, pero no se encontraba abierta. Por esa razón, decidieron ir a la casa de ella y la vivienda estaba toda cerrada, con las luces apagadas pero con una de las ventanas abierta. Eso sembró sospechas en sus familiares que fueron a verla.

“Uno de mis hermanos entró por esa misma ventana y se dio con su perra encerrada en el baño y en una de las piezas de la casa encontró sangre”, dijo Aliaga. Ese escenario, los alertó, llamaron a la policía y el trágico desenlace fue conocido.

 

Fuente: eltribunodejujuy.com

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